Opositar es un privilegio que solo los muy valientes saben disfrutar.

Aquí estás, donde yo tantas veces estuve, a punto de mostrarte ante un reto que dominas sin necesidad de haberlo hecho nunca. Durante mi vida he convivido con el miedo a fracasar en un proceso así, duro, arbitrario e injusto. Me pasó a mí en varias ocasiones, fracasé y sentí el miedo y la congoja de después. Lo viví en casa también, ese miedo al fracaso y a sentir que tu máximo no era suficiente y a no tener palmera con sombra a modo de excusa en la que cobijarse. Tú, mujer mía, has sentido ese miedo, ese miedo de la autoexigencia y también del fracaso a los ojos de los demás, pero nunca te ha detenido. Ese miedo, esas dudas, viven en el alma de cada opositor, lo hacen esta semana y lo llevan haciendo todos los meses anteriores en todos los corazones de los que tuvisteis el coraje de subiros a este tren.

La diferencia no es cómo sentir el miedo, la diferencia es cómo hacerle frente, si atacando o intentando esquivarlo pasando a su lado sin rozarlo. En esos detalles se mueven las décimas que os encumbran u os rebajan, así que vístete de azul.

Ole por todos los que lo afrontáis, ole por todos los que conseguís que no os paralice, eso es tirarse la última pelota con el equipo perdiendo de un punto, eso es piel de líder. Espero que a cada uno de vosotros y a cada una de vosotras os hayan sabido cuidar, mimar y respetar, os hayan dado vuestro espacio y hayan dejado vuestra alforja quieta para que la podáis levantar. Ahora toca salir a la cancha y demostrar.

Aquí estas, donde yo tantas veces estuve, pero no. Nunca imagine que a una oposición hubiera que llegar así, como tú llegas. Yo siempre fui más laxo y gandul, bueno, no me hundiré tanto porque me niego a jugar a compararme que entonces sí que estoy perdido. Yo llegaba preparado, lo tuyo alcanza unos calificativos que abruman a mi persona. Has hecho el esfuerzo humano más increíble que mi experiencia vital ha presenciado, has sido el ejemplo más impresionante de desear algo y darlo todo para que no te puedas poner ni un pero que jamás he visto, y aún así, aquí sigues, encontrándote peros y pegas.

Verdaderamente me da absolutamente igual como te salga, el aprendizaje ya está andando, la exigencia realizada y el alma saciada, ahora disfruta de tu recompensa, la de estar por encima de la prueba mientras todo tu ser interior se siente por debajo, esa es una sensación maravillosa y tú estás en predisposición de sentirla.

No agaches la cabeza en ningún momento, solo sé lo que eres, brilla y da luz, haz arte como sabes hacerlo y demuestra que nuestra profesión necesita de maestras como tú, con formación, capacitación, luz, empatía, calma y sentido. Unos niños en algún lugar ya te andan necesitando, venga, ¿a qué estás esperando?.

Y ahora, la pista….., y esta es la pista final. Estoy debajo de una campanita, en D5, por la zona de las hadas. Simplemente, cuando me encuentres, engánchame a la tele, lo demás ya sabrás hacerlo tú.

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